En muchas ocasiones acudimos distintas ferias de arte y de joyería, tanto por conocer las nuevas tendencias como por tomar el pulso del mercado y por buscar cosas nuevas que podamos mostrar en nuestras instalaciones. En una de estas ferias, en el bullicio de la feria de Vicenza, rodeados de vitrinas repletas de piezas excepcionales, hubo un instante que nos detuvo por completo: entre tantas joyas y gemas apareció ante nosotros una turquesa verde excepcional, tallada en forma de hoja con una precisión asombrosa.
No era una gema más: su tamaño imponente, su intenso color verde y la perfección de su forma nos hicieron sentir que estábamos frente a algo verdaderamente único. Pero lo que realmente nos impactó fue que despertó en nosotros el recuerdo de pasear de jóvenes por las calles y parques de nuestra ciudad, en otoño, entre las hojas caídas de los árboles y húmedas por la lluvia, evocando esos pequeños momentos de calma y alegría.
UN PASEO POR LAS CALLES DE RONDA
De vuelta al taller, comenzamos a trabajar con un objetivo claro: convertirla en una joya versátil y excepcional. Decidimos que tendría una doble funcionalidad, como broche y colgante, permitiendo que su diseño se adaptara a diferentes ocasiones. Para realzar su forma natural, utilizamos oro rosa de 18 quilates, que abraza suavemente la turquesa.
El borde de la hoja fue engastado con granates verdes: tsavoritas, cuyas distintas tonalidades aportan el brillo fresco y vibrante del agua de lluvia en la hoja. El tallo, decorado con diamantes brown de distintos tamaños, refuerza su carácter orgánico y armonioso.
El detalle final fue la incorporación en la parte trasera del tallo de una mariquita de oro rosa esmaltada en negro que, además de añadir un toque encantador y único, actúa como asa funcional para pasar una cadena. Cada elemento fue cuidadosamente diseñado y elaborado, respetando la singularidad de la turquesa y dotándola de una estética atemporal. Hoy, esta hoja no es sólo una joya: es el reflejo de una historia de descubrimiento y conexión con lo excepcional, de gran complejidad técnica, que se encuentra lista para encontrar a quien valore no sólo su belleza, sino también la historia que la hace única. Hay piezas que trascienden su belleza física y se convierten en algo más: en historias que merecen ser contadas. Es una pieza que invita a quien la lleve a ser parte de esa historia, a que también pueda expresarse a través de su belleza.