En parte, porque son los propios del oro, y este siempre es símbolo de riqueza y nobleza; en parte porque son tonos poco frecuentes, y encontrarlos y lucirlos siempre suben un grado el nivel de exclusividad. Y estos valores: riqueza, nobleza, exclusividad, son ampliamente perseguidos por la mayoría de nosotros. Por eso, al encontrar en una de nuestras continuas búsquedas de gemas raras y excepcionales esta pareja de citrinos, de gran tamaño y ya tallados en forma de escudo, lo que ciertamente es poco frecuente, decidimos adquirirlos para poder montarlos y así mostrar a nuestros clientes algo verdaderamente diferente a las joyas tradicionales.
Inspirados por el color, hemos decidido jugar con distintos tonos de dorados: el del oro amarillo, que no podía faltar como soporte de estas piedras preciosas, el propio color dorado meloso de los citrinos, y las notas doradas más subidas de tono y estridentes de un par de pequeños zafiros amarillos. Todos ellos aderezados con el contraste de los diamantes blancos que aquí vamos a utilizar para acentuar y definir las formas, así como para realzar el movimiento y la caída de los pendientes.
Sin embargo, no queríamos caer en la rutina de los típicos pendientes largos de dos piezas, así que nos inclinamos por jugar con simetrías y asimetrías. De esta forma, los pendientes llevan líneas de diamantes que no enmarcan las gemas principales por completo, sino que sólo las insinúan, realzándolas, al tiempo que cada uno de ellos nos muestra una simetría inversa entre las partes superiores e inferiores resaltada por esos diamantes mientras que el eje central juega con los matices de amarillos del oro, los zafiros y los citrinos. Sin embargo, si desplazamos el centro de simetría a la cara de la persona, ambos pendientes son perfectamente simétricos, lo que nos va a permitir, como es obligado en los pendientes, que sea la faz de la persona la que resalte.
Ideales para llevar con un peinado que nos recoja el pelo, o con un escote que muestre nuestro cuello, la caída y movimiento suave de los que hemos podido dotar a los pendientes, así como la elegancia intrínseca de la talla escudo de la que carecen otros tipos de corte, permiten una transición elegante y armoniosa entre el rostro, el cuello y el busto, que adornaremos con otras joyas o con el tejido de nuestro vestido, permitiéndonos ofrecer a todos una imagen homogénea y estilizada, y una silueta de peinado, cara y cuello sumamente atractiva y deseable.
DESCRIPCIÓN TÉCNICA
Pendientes de oro amarillo con un zafiro amarillo en la parte superior engastado en garra de cuatro patillas y rodeado solo en una de sus mitades por diamantes engastados en grano. Pieza intermedia con un diamante engastado en garra de cuatro patillas de la que cuelga el motivo principal compuesto por los citrinos, que, al igual que los zafiros, están enmarcados en uno sólo de sus lados por diamantes engastados también en grano. Los pendientes presentan una galería trasera pensada para dar luz a las piedras y compensar el movimiento y la caída de los mismos adornada con motivos geométricos. Lleva un sistema de cierre de palillo y presión.
Pendientes de oro amarillo de 750 (18 k), con un peso total de 22.84 gramos. Dos cuarzos citrino palmeira en talla escudo, con color intenso y uniforme, de 34.29 ct en total. Dos zafiros amarillos en talla oval mixta, con color intenso, de 3.19 ct total. Diamantes en talla brillante, en color G y pureza VS1 con un peso total de 1.20 ct.