Después de 37 fiestas, 4 viajes juntos, 18 discusiones, 19 reconciliaciones, 437 paseos, 98 cenas, 61 noches de desenfreno, sus padres, los míos, sus hermanas, los cuñados y el perro…, has decidido que hay que dar el paso. Es lo que tú quieres y, presupones, ella también.
Así que empiezas a planearlo todo para pillarla desprevenida y que sea todo una gran sorpresa. Y aquí la imaginación es libre: lo podrás hacer en la intimidad o en público, delante de tus amigos, de la familia o de extraños. Podrás llevarla a cenar o abordarla en medio de la calle, organizarle una fiesta o sólo preparar una pocas palabras sencillas y llenas de significado, podrás hacer cosas extravagantes o ceñirte a la rutina cotidiana, la podrás sorprender con una flash mob, o con la visita de su amiga a la que hace tanto tiempo que no ve, o con un paseo en globo… Pero el caso es que, sea lo sea lo que decidas hacer, hay tres elementos que no pueden faltar: tú, ella y el anillo con el que os vais a comprometer.
Somos una empresa de joyería:
mentiría si os dijera que no hay interés comercial por mi parte. Pero que lo haya no resta un ápice de verdad a todo lo anterior, porque sigue siendo cierto que ese anillo tiene que estar ahí en ese momento. Porque sigue siendo cierto que la ofrenda de ese anillo expresa el compromiso sincero de estar nada menos que el resto de tu vida con esa persona a la que quieres. Porque sigue siendo cierto que su aceptación implica esa correspondencia de sentimientos y lealtades. Porque da igual lo que cueste, lo bueno o malo, lo nuevo o lo viejo que sea, ese anillo, en el momento en que lo ofreces, se convierte en el símbolo de todo lo que os vincula y os impulsa a estar unidos; se convierte en la representación física de tu amor por ella, y en el recordatorio de ese amor que ella tendrá siempre.
Y si bien es cierto, insisto, en que tenemos interés comercial detrás, también lo es que disfrutamos mucho cuando os ayudamos a elegir aquello que con tanto cariño vais a dar, cuando os aconsejamos qué ofrecer y cómo hacerlo, cuando nos ponemos codo con codo a buscar algo que sea verdaderamente especial para ella, o cuando diseñamos y fabricamos algo pensando expresamente en ella. Porque participar, aunque sea de manera indirecta en algo tan especial es para nosotros una verdadera alegría y un hecho que nos hace sentirnos orgullosos de muchos de nuestros clientes desde hace muchos años.
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